Si cada vez que tenés muchas tareas y cosas por hacer colapsás y terminás sin hacer ninguna, esta nota definitivamente es para vos. La organización es un hábito que puede parecer difícil, pero con este método infalible vas a poder mejorar tu productividad en el día a día.
El método ABCDE
Es así de fácil como suena. Se trata de una lista cuyo eje principal es el orden de prioridades. Si tenés pendientes, la clave está en saber qué cosas realizar primero y cuáles dejar para después, y esta técnica te va a ayudar a organizar eso. Te explicamos los pasos a seguir:
Primero, armá una lista con las tareas que tenés que hacer durante el día o la semana. Después, vas a asignarle a cada tarea una de las siguientes letras:
Tareas A
Claramente, las más importantes y urgentes. Pueden ser simples o complicadas, pero son aquellas que, si no se hacen, pueden traer consecuencias negativas. Por ejemplo: realizar pagos, reservar turnos médicos, etc.
Tareas B
Son importantes, pero no cuentan con la misma urgencia que las tareas A. Los pendientes en esta categoría se tienen que hacer en un plazo de tiempo corto, pero contás con un margen más amplio para cumplirlos. Por ejemplo: responder correos electrónicos que no sean urgentes o inscribirse en un curso.
Tareas C
Esta es la instancia intermedia. En esta categoría podemos poner tareas agradables de hacer. No son urgentes y no traen consecuencias negativas en caso de no cumplirlas pero, si se hacen, pueden traernos distintos beneficios. Un gran ejemplo puede ser hacer ejercicio o leer sobre un tema que nos interese.
Tareas D
Son tareas que no son urgentes ni importantes y, por ende, podemos delegar en otras personas o externalizar. Queremos que se realicen, pero no necesariamente tienen que cumplirse en un plazo de tiempo corto ni ser completadas por nosotros mismos. Por ejemplo, podemos llevar a lavar nuestro auto en vez de hacerlo nosotros o externalizar la gestión de nuestras redes sociales personales o laborales.
Tareas E
Son las que menos prioridad tienen. En esta categoría vamos a colocar tareas que se pueden eliminar. Son distracciones o actividades que no aportan valor y pueden ser eliminadas sin consecuencias negativas. Por ejemplo: utilizar las redes sociales en exceso.
Este método te puede ayudar a ordenar tu cabeza y tu entorno, ahorrar tiempo, energía y mucho más en tu día a día. Tené en cuenta que el orden de las tareas puede variar y la que hoy está en la categoría E, mañana puede estar en la A. Así que mantené tu lista bien actualizada para no encontrarte con imprevistos y seguir mejorando tu productividad.
Como siempre, estamos para ayudar a nuestra tribu. Si querés más consejos e información sobre el mundo digital y las finanzas online, ¡seguinos en Instagram!